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Mística, innovadora y escritora

 Mística, innovadora y escritora

El mundo de Santa Teresa de Jesús comienza tras las murallas de Ávila. En esta ciudad del centro de España pasó gran parte de su vida y fundó su primer convento Teresa de Ahumada, erudita, reformadora y escritora de cuyo nacimiento se cumplen este sábado 500 años.

El nombre y la imagen de la santa es omnipresente en su ciudad natal, donde este Quinto Centenario se celebrará con distintos actos, al igual que en otras muchas localidades españolas.

Las autoridades de Ávila confiaban en contar en ellos con una visita muy especial: la del papa Francisco. Pero el pontífice declinó la invitación que le hicieron desde la Iglesia española hasta la casa real, señalando que no quiere interferir en las distintas elecciones que este año se celebrarán en España.

Para el historiador eclesiástico Mariano Delgado, se trata de “una pequeña metedura de pata del papa”, pues al fin y al cabo Teresa de Jesús (1515-1582) está considerada como una de las mujeres más importantes de la historia de la Iglesia católica.

A pesar de la ausencia del pontífice, Ávila celebrará este Quinto Centenario con misas, procesiones y con la voz del cantante Amancio Prada, que ofrecerá un concierto con nueve poemas de la santa entrelazados con otros tantos de San Juan de la Cruz. Y con música se vivirá también en Cuenca, al sureste de Madrid, donde un concierto en homenaje a Santa Teresa inaugurará la Semana de Música Religiosa de la ciudad.
También podrá revisarse la figura esta mística en varias exposiciones, como “Las Edades del Hombre: Teresa de Jesús, maestra de oración”. Esta muestra, organizada en Ávila y Alba de Tormes, abarca desde el contexto cultural hasta su entrada la Orden del Carmelo, e intenta transmitir su experiencia mística o incidir en su faceta como escritora.

Teresa de Ávila fue autodidacta y no pasó por la universidad. Pero consiguió algo que ninguna mujer había logrado antes que ella: fundó una orden, la de las Carmelitas Descalzas. Hasta ese momento las órdenes católicas eran ramas de congregaciones masculinas ya existentes. En el caso de Teresa fue al revés: creó una orden de mujeres y después una de hombres.

Fundó 17 conventos en 20 años, en los que vivían pequeños grupos de poco más de una veintena de monjas, regidos por virtudes como la humildad y la modestia. Teresa predicaba también la “oración interior”, en la que veía una especie de “amistad con Dios”.

Teresa de Jesús fue una mujer intrépida, de voluntad firme y buen humor, que en analizó en sus escritos de forma crítica el papel dominante de los hombres en su época. “Teresa encontró su camino en una época difícil para las mujeres”, afimó a dpa Delgado, de la Universidad de Friburgo (Alemania). “Luchó por conseguir libertad como mujer y por su derecho a escribir lo que pensaba y sentía”.
Como mujer y renovadora no siempre lo tuvo fácil con la cúpula de la Iglesia y la Inquisición. El nuncio Felipe Sega la describió como “mujerona vagabunda”, y sus numerosos escritos no fueron publicados durante su vida. Sin embargo, “hoy su obra es parte de la Literatura universal”, apunta Delgado.

Esa faceta es la que destaca otra de las principales exposiciones con motivo de este aniversario: “Teresa de Jesús. La prueba de mi verdad”. La muestra, organizada por la Biblioteca Nacional de España en Madrid, cuenta con más de un centenar de piezas procedentes de 22 conventos y de varios museos, entre ellas, obras de Rubens, Zurbarán, Ribera o Alonso Cano. A través de los propios textos de la autora y de obras pictóricas y escultóricas de diversos artistas, el visitante se adentra a lo largo de tres salas en el mundo de la religiosa y en el contexto que la rodea.

“Teresa de Jesús no es sólo patrimonio de la Iglesia. Es una escritora inmensa, una mujer única, una innovadora de la expresión. Es, ante todo, una escritora”, explicó a dpa la catedrática de Literatura Rosa Navarro con motivo de la inauguración de la exposición, de la que es comisaria.

Autora de la primera autobiografía real escrita en lengua romance, “El libro de la vida”, la religiosa relató en ella sus experiencias espirituales, pero también sus problemas “terrenales” con el tribunal de la Inquisición o las dificultades con las que se topó a la hora de fundar conventos de la orden carmelita.

Pero Teresa también supo ganarse las simpatías de algunos de los personajes influyentes de su época y el rey Felipe II la favoreció. Siglos más tarde, en 1970, el Vaticano la nombró primera doctora de la Iglesia.
Tercera hija de una familia de origen judío converso, Teresa de Jesús se aficionó a las letras desde niña. Su madre devoraba libros de caballerías a escondidas de su padre, que se convirtieron en sus primeras lecturas.

Con 20 años, y a pesar de la oposición de su padre, la santa huyó de noche al monasterio de Santa María de la Encarnación de Ávila, donde internó. Algunas de sus obras más conocidas, como el “Libro de las Moradas”, fueron escritas precisamente en la reclusión de su celda monacal.

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