Fallida mesa de diálogo
Los ciudadanos solo piden que sus impuestos sean reflejados en servicios públicos de calidad.
¡Se acabó el noviazgo! Quienes hace dos años confiaron en él, no lo harán nunca más. El ciclo de Antonio Lorenzo Guzmán como alcalde de Reforma se va cerrando, la gente está cansada de él y de quienes lo rodean, ha inmerso al municipio en el peor de los rezagos. Reforma, uno de los municipios más importantes de Chiapas, por la riqueza que genera, al estar establecido el complejo petrolero de Cactus, es un polvorín, en el que el anarquismo y desconocimiento hacia las autoridades es latente.
Son pocos los que meterían las manos al fuego por el alcalde…
Desde hace seis días, inició en este municipio -enclavado a 30 minutos de la capital de Tabasco- una de las manifestaciones más llamativas de los últimos años.
Los especialistas han asegurado que dentro de unas décadas, las principales guerras en el mundo serán por tener agua; en Reforma, no hubo la necesidad de que los años pasaran, la gente se hartó de las promesas incumplidas, de la escasez de un producto que cualquier ser humano necesita para el desarrollo de su vida diaria.
Sitiadas las entradas y salidas del municipio, las gasolineras y todo lo que se pueda. La permanencia de Antonio Lorenzo Guzmán, se convierte en algo insostenible, está agarrado al puesto de alfileres, sin nadie que lo pueda ayudar a salir de la crisis de gobernabilidad.
El municipio enfrenta un estado convulso, en el que a la menor provocación, podría estallar la violencia, algo que no sería benéfico para nadie, mucho menos para el gobierno estatal y su titular.
El alcalde, ese que llegó al poder arrastrando altos niveles de popularidad, ha demostrado una cosa: poco le importa el bienestar de sus gobernados.
Mientras Reforma está convulsionado, sin servicios, él, solo puede esconderse, no dar la cara a la ciudadanía, la cual exige que el pago de sus impuestos, se vea reflejado con buenos servicios públicos.
Es medio día, una fallida mesa de diálogo, esperaba la solución a los conflictos, sin embargo, la situación es la misma, no hay ni habrá de inmediato quien calme los ánimos, a menos que se comprometan cumplir con todas las demandas ciudadanas.