Por: SHD

AGENCIA:

MÉXICO

Los pimas, un intrigante grupo indígena, habitaron las vastas tierras de Arizona y el norte de México. Su nombre significa "pueblo del río", diferenciándolos de sus parientes, los tohono o’odham, o "gente del desierto". Con vínculos a pueblos como los tarahumaras y yaquis, los pimas son parte de la rica familia de lenguas sonorenses.

Su idioma, perteneciente a las lenguas pimanas, es un tesoro cultural que lucha por sobrevivir. ¡Impactante! Solo el 0.5% de las lenguas indígenas de América del Norte se habla aún por sus comunidades. La identidad de los pimas y su riqueza cultural están en juego.

Los pimas se nombran a sí mismos o´ob, que significa la gente, el pueblo. Con el término pima se designa a un conjunto muy variado de sociedades indígenas, como los pimas del desierto, los pimas de la sierra, o los pimas gileños.

En la época en que se dieron los primeros contactos con los españoles, las tribus del centro de Sonora tenían gran movilidad territorial. Antes de comenzar el siglo XVII las bandas ópatas y eudeves ejercían una fuerte presión sobre varios puntos de asentamiento de los pimas bajos, sobre todo en la región de Tónichi y en los valles de los ríos de San Miguel y el Alto Sonora; a causa de esta presión, los pimas se desplazaron hacia el oeste, territorio que los yaquis defendían tenazmente. Hacia 1536 algunos centenares de pimas bajos siguieron a Cabeza de Vaca en su ruta hacia el río Sinaloa y se establecieron en la comunidad de Bamoa.