sábado 04 de enero de 2025 - Edición Nº80

Noticias | 1 ene 2025

COLUMNA

ALGO MÁS QUE PALABRAS

Cohabitar armónicamente es nuestra dimensión satisfactoria. Esto nos estimula a cultivar la práctica comunitaria de atendernos y entendernos entre sí, de ser uno para todos y todos para uno


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Por: SHD

Víctor CORCOBA HERRERO/ Escritor

 

Lo importante radica en reconocerse en el camino, en comprobar la veracidad de nuestros andares, que no deben reducirse únicamente a lo material; puesto que requerimos también de otras necesidades anímicas que están ahí, y que nos sirven para encauzar nuestro estado de ánimo vitalista. Continuamente tenemos que reponernos para retroalimentarnos de ese calor de parentela necesario, al menos para darnos dulzura de aliento y secarnos las lágrimas; aparte de aportar los nutrientes alimenticios para el estómago y su complejo organismo. Desde luego, este tránsito existencial que nos demanda en su peregrinación, caminar reconciliados en la diversidad, no es fácil para nadie; sobre todo para aquellos que suelen llamar por su nombre al bien y al mal.

 

Activar una recta conciencia en un mundo de intereses mezquinos, nos lleva a renunciar a este sentido corporal de las cosas, que son las que verdaderamente nos vacían y nos vician de esclavitudes. La liberación de uno mismo es fundamental para quererse y donar adhesión. El vínculo sentimental vale más que el de la sangre, no lo olvidemos. En consecuencia, es crucial garantizar el acceso humanitario seguro y sin restricciones, por todos los lugares. Nunca es tarde para redescubrir el valor de la familia y ayudarle, con todos los medios posibles, para mejorar el propio ambiente. Cada  niño que viene al mundo ha de ser acogido, desde su concepción, con ternura y gratitud; en un espacio hogareño donde se respire un clima sereno que favorezca lo armónico.

 

Ciertamente, los momentos vuelan, no corren. Otro año termina y empieza otro, con viva conciencia de la fugacidad del período. Quizás sea, por consiguiente, el instante precioso y preciso de tomar una actitud nueva. Ojalá que cada ser humano, pueda reavivar reencuentros olvidados, rehacer y renacerse cuando se baña en el silencio, practicar el corazón en comunión con sus análogos, reactivar el sueño de niño con el impulso de una renovada mística, reavivando lo que verdaderamente nos da fuerza para proseguir el camino. Precisamente, son estos días en los que se enternecen las entretelas, como si la eternidad divina viniera a visitar el tiempo mundano, la época que debe hacernos reflexionar sobre lo vivido y, de igual modo, sobre lo que nos queda por vivir.

 

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