viernes 14 de febrero de 2025 - Edición Nº121

Mundo | 20 ene 2025

COLUMNA

ALGO MÁS QUE PALABRAS

“Tenemos que salir a reflexionar conjuntamente, escucharnos más unos a otros, para luego sacar las conclusiones pertinentes que nos ayuden a salir de este terreno confuso, en el que todo se funde y se confunde con el egoísmo y el poder”


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Por: VÍCTOR CORCOBA / SHD

Con el inicio de un nuevo año, vendrá bien explorarse y quererse. Esto nos demanda activar otros lenguajes más del corazón que de la mente, para que el cuerpo se agite y nuestro interior repose. Por tanto, en este tiempo en el que suelen proliferar los sanos propósitos; yo mismo, me he dispuesto a compartir ideas que manan de mi interior y que me reclaman mayor libertad. Sin duda, tenemos que romper las cadenas mundanas, vaciarnos de esclavitudes para colmarnos de místicos sueños, que nos lleven a reencontrarnos; y, así, poder salir de este desconcierto en el que nos hallamos. En consecuencia, nos hace falta ganar ilusión, modificar estilos de vida y encauzar nuevos esquemas humanitarios, para que el planeta recupere sus ritmos de relaciones, con su manjar alentador de rimas humanísticas.

 

                Indudablemente, la principal estrofa para mejorar el momento, radica en la contemplativa. Precisamos repensar cada instante, al menos para que los sentimientos de culpa dejen de ser tan repetitivos que nos aburran, engulléndonos cualquier boceto de esperanza. No olvidemos que, en realidad vivimos, cuando nos renovamos. De ahí, la importancia de este singular proyecto purgante, al que todos estamos llamados a cultivar autónomamente; eso sí, en unión y en comunión con los demás seres pensantes. Por sí solos, tampoco somos nada, necesitamos alzar la voz fusionada; máxime cuando los países derrochan más dinero en armas que en avivar programas sociales, que son los que verdaderamente nos acercan. Naturalmente, la falsedad es la gran dominadora de los vientos.

 

                Además, estamos desprovistos también de la cercanía, de un abrazo sin intereses o de una mesa compartida para el diálogo sincero. Tenemos que salir a reflexionar conjuntamente, escucharnos más unos a otros, para luego sacar las conclusiones pertinentes que nos ayuden a salir de este terreno confuso, en el que todo se funde y se confunde con el egoísmo y el poder. No es censura, pues, impedir la incitación al odio y a la división de pulsos. Ojala aprendamos a amarnos en la verdad y con la bondad como horizonte. Todo esto, será posible, si somos capaces de recuperar el sentido de los vínculos fraternos; si no cerramos los ojos ante la multitud de injustas tragedias, abriéndolos para acariciar con el aliento a esas gentes que desean abandonar sus tierras.

 

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