lunes 17 de febrero de 2025 - Edición Nº124

Mundo | 23 ene 2025

ESTILOS

Los huertos urbanos arrasan en las ciudades

Más de ochocientos millones de urbanitas practican la agricultura en tejados, terrazas y parcelas desocupadas. A este fenómeno en auge se unen otras iniciativas, como los jardines verticales


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Por: AGENCIA / SHD

Por ser un hobby que permite conseguir alimentos sanos y frescos y conocer gente, por servir de complemento alimentario barato en lugares con pocos recursos, por recuperar espacios abandonados y aumentar las zonas verdes en las ciudades, por generar empleo… Por estas y otras muchas posibles razones, los huertos urbanos se extienden por todo el mundo.

La organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que lo practican más de ochocientos millones de personas en todo el planeta. En nuestro país, cabría hablar de algunas decenas de miles, estima Ballesteros. “Estos datos parecen modestos si los comparamos con los de otras naciones de nuestro entorno, pero es que, en el año 2000, aquí apenas existían poco más de mil parcelas o huertos”, apostilla.

Los países con más tradición, caso de Canadá, Estados Unidos, Alemania, Francia o Inglaterra, llevan décadas de ventaja al resto. Ya en el siglo XIX, las instituciones y las empresas de las urbes más industrializadas promovieron esta clase de cultivos para mejorar la alimentación y la calidad de vida de los trabajadores. Los arquitectos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) Nerea Morán y Agustín Hernández explican, en un artículo sobre la historia de este tipo de plantaciones, que su mayor auge se produce en momentos de crisis económicas y energéticas para asegurar el autoabastecimiento. Ballesteros diferencia en la actualidad entre los países empobrecidos, donde se concentra la mayor parte para paliar las necesidades alimentarias, y los países enriquecidos, donde además cumplen diversas funciones ambientales y sociales.

Sus propias posibilidades contribuyen a que lleguen a lugares y colectivos cada vez más diversos. El solar abandonado de un barrio, la azotea de una comunidad, el campo de prácticas de un campus universitario, el patio de un colegio, una zona verde inframantenida o marginal, el terraplén de un centro de salud o de una parroquia son posibles espacios para ponerlos en marcha.

Los jardines verticales son otra forma de ampliar los espacios verdes en las ciudades. Cada vez más responsables de edificios públicos y privados de todo el mundo hacen gala de estas paredes verdes, convencidos de sus ventajas ambientales, económicas y estéticas. La idea ya se ponía en práctica desde hace siglos. De hecho, las enredaderas y demás especies trepadoras han sido empleadas tradicionalmente en numerosos edificios como elemento adicional.

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