

Por: AGENCIA / SHD
Esta fascinante escultura, originaria de Veracruz, México, y fechada entre el 400 y 800 d.C., representa a una figura sentada acompañada por un perro, mientras que un segundo perro parece estar implícito en la escena.
El hombre lleva una elaborada máscara de cabeza completa que representa a un lobo de las praderas, lo que sugiere una conexión profunda con este poderoso animal. La máscara podría simbolizar atributos del lobo, como la fuerza, la astucia o la lealtad, posiblemente indicando que la figura era un guerrero o un guía espiritual.
La inclusión de los perros resalta el vínculo entre los humanos y estos animales en las culturas mesoamericanas antiguas, donde se les consideraba compañeros, protectores o incluso guías hacia el más allá. Esta obra de arte es un testimonio del rico simbolismo y la espiritualidad de estas civilizaciones.