

Por: AGENCIA / SHD
Las arañas de embudo australiana o araña de Sídney (Atrax robustus) han sido un símbolo de la fauna australiana y un recordatorio de la coexistencia humana con una naturaleza muchas veces peligrosa. Famosas por su veneno letal, estas arañas han protagonizado historias de miedo y admiración. Sin embargo, un descubrimiento reciente ha cambiado lo que creíamos saber sobre ellas. Científicos han identificado que esta especie en realidad representa un complejo de tres especies diferentes, cada una con características únicas y distribuciones específicas.
El estudio, publicado en BMC Ecology and Evolution, se basó en análisis genéticos y morfológicos detallados. Sorprendentemente, los investigadores encontraron que una de estas especies, bautizada como Atrax christenseni, es considerablemente más grande que las demás. Este hallazgo tiene implicaciones importantes para la producción de antídotos y la comprensión de la biología de estas criaturas. Como afirmó Danilo Harms, coautor del estudio, “uno pensaría que una araña tan conocida ya habría sido estudiada a fondo, pero encontramos muy poco trabajo básico hecho hasta ahora”.
Desde 1981, se ha utilizado un único antiveneno para tratar las picaduras de las arañas de embudo. Sin embargo, la nueva clasificación pone en duda su eficacia universal. Los científicos sospechan que cada especie podría tener diferencias en la composición de su veneno, especialmente en los niveles de delta-atracotoxina, el principal componente neurotóxico que afecta al sistema nervioso humano.
Optimizar el tratamiento requiere identificar las particularidades de cada veneno. “Investigar estas diferencias es clave para mejorar la especificidad de los antivenenos”, señaló Harms. Esto podría tener un impacto positivo no solo en la salud pública, sino también en la producción científica relacionada con toxinas.
La identificación de Atrax christenseni plantea también retos de conservación. Su distribución limitada y la continua expansión urbana en Newcastle podrían poner en riesgo su supervivencia. Del mismo modo, A. montanus, aunque más extendida, depende de selvas húmedas que están siendo fragmentadas por el desarrollo humano.
Los investigadores enfatizan la necesidad de proteger los hábitats donde estas arañas prosperan, no solo por su papel en el ecosistema, sino también por su importancia para la investigación biomédica.