

Por: AGENCIA / SHD
En lo alto de una colina artificial en el desierto de Judea, aproximadamente a 12 kilómetros al sur de Jerusalén y 5 kilómetros al sureste de Belén, se encuentra Herodium, un testimonio de la destreza arquitectónica y la gran visión del rey Herodes el Grande. Construido entre el 23 y el 15 a. C., este sitio combina de manera única las funciones de fortaleza, palacio y mausoleo, lo que refleja la ambición de Herodes y su deseo de dejar una huella indeleble en la historia.
El diseño de Herodium es una maravilla de la ingeniería antigua. El palacio superior, situado en la cima, presentaba cuatro torres, la más grande de las cuales servía como alojamiento privado de Herodes, adornada con intrincados frescos y pisos de mosaico. El complejo también albergaba una casa de baños de estilo romano, completa con un caldarium (baño caliente), tepidarium (habitación cálida) y frigidarium (baño frío), que mostraba las lujosas comodidades características de las construcciones de Herodes.
En 2007, los arqueólogos descubrieron un lujoso sarcófago en Herodium, que se cree que es el lugar de descanso final del propio rey Herodes. Este descubrimiento proporcionó información profunda sobre las prácticas funerarias y la arquitectura monumental de la época.
Más allá de su grandeza inicial, Herodium jugó un papel importante en acontecimientos históricos posteriores. Durante la Primera Guerra Judío-Romana (66-73 d.C.), los rebeldes judíos transformaron el triclinium (comedor) de Herodes en una sinagoga, lo que marcó uno de los primeros casos conocidos de tal conversión en el Levante. Más tarde, durante la revuelta de Bar Kokhba (132-136 d.C.), la fortaleza sirvió como bastión rebelde, y las excavaciones revelaron intrincados sistemas de túneles y fortificaciones de este período. Sitio arqueológico, sigue siendo un punto focal de investigación, que arroja luz sobre la dinámica cultural y política de la antigua Judea.