jueves 27 de marzo de 2025 - Edición Nº162

Mundo | 25 feb 2025

COLUMNA

ALGO MÁS QUE PALABRAS

“El soplo de la concurrencia pone en movimiento, además, el intercambio de bienes naturales y culturales que hace la convivencia humana más fraterna y solidaria”


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Por: VÍCTOR CORCOBA / SHD

                Todo en esta vida se supedita a vincularse y a relacionarse. Además, somos gente en exploración continua, lo que nos demanda a estimular la responsabilidad en las acciones. La innata disposición del humano ser a desplazarse, se ha visto impulsada por su papel en el desarrollo económico, pero también desempeña un rol fundamental en el fomento de la concordia. Indudablemente, la realidad del turismo actual, es algo saludable para todos, puesto que facilita el diálogo intercultural y la recuperación de un país tras un conflicto, permitiéndonos conocer otras culturas, juntarse con otras gentes y construir tolerancia. Tanto es así, que los países con un periplo abierto y sostenible tienden a ser países más armónicos.

 

                El mundo tiene que conciliarse; y, por ello, la resiliencia en el turismo nos insta a conocernos humanamente, ya que sus moradores se pueden identificar según sus estadios, orígenes e implicaciones físicas, sociales, mentales y emocionales. Será virtuoso, realmente, reencontrase en comunión y en comunidad. Esto nos servirá para tomar resistencia, fortaleza, adaptación y superación. En este sentido, han surgido nuevas propuestas y nuevos hábitos globales, que por su carácter humanístico es preciso alentar. El conocimiento directo de lo que nos rodea nos exhorta a la contemplativa del viaje, a practicar el ejercicio del respeto y la consideración hacia aquello que nos circunda, lo que hace que nos incentive asimismo la creatividad y se extienda la pulsación cooperante.

 

                El soplo de la concurrencia pone en movimiento, además, el intercambio de bienes naturales y culturales que hace la convivencia humana más fraterna y solidaria, experimentando cómo el individuo es portador de crecimiento y de bien. Sin embargo, para que esto sea posible es necesaria una concienciación que evite la improvisación y la superficialidad. Es importante, en consecuencia, llevar a cabo un análisis persuasivo de educación en valores del turismo. Jamás nos olvidemos de observar a cada persona que viaja, que puede oficiar de embajadora e interactuar con la población local reconociendo tanto la diversidad como los valores que nos unen, injertando un sentir benefactor colectivo.

 

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