viernes 28 de marzo de 2025 - Edición Nº163

Mundo | 26 feb 2025

ESTILOS

Crean el primer 'ordenador viviente'

Los bioprocesadores tienen muchas ventajas. Entre ellas, un ahorro energético increíble en comparación con los tradicionales


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Por: AGENCIA / SHD

Una empresa de tecnología suiza llamada Final Spark ha lanzado con éxito lo que han llamado Neuroplatform, la primera plataforma de bioprocesamiento del mundo en la que, en vez de estar formada por los habituales chips de silicio, hay versiones miniaturizadas de órganos cultivadas en laboratorio que se encargan de realizar tareas computacionales.

Se trata de la primera instalación de este tipo en la que organoides del cerebro humano sustituyen a los chips de silicio que, aunque ya de por sí este anuncio sea una primicia en bioinformática, no destaca solo por esto. A nivel energético es otra revolución. Entrenar modelos de inteligencia artificial, algo que actualmente está extendiéndose de forma masiva con los últimos avances en IA, consume mucha energía, y el ahorro energético que supone usar bioprocesamiento, no tiene parangón en eficiencia energética: su consumo de energía es un millón de veces menor que el de sus homólogos de silicio.

Y es que los transistores de estos chips consumen mucha energía y, a medida que aumentan aplicaciones como el desarrollo de modelos de inteligencia artificial (IA), el impacto de estas ineficiencias también se vuelve más evidente. Por poner un ejemplo, entrenar el famoso modelo de lenguaje grande GPT-3 consumió únicamente en sus primeros días hasta 10 Gigawatios de energía, 6.000 veces más que una ciudad europea media en un año entero.

La startup ha puesto a disposición de los investigadores esta plataforma para que los científicos lleven a cabo experimentos con neuronas biológicas. Neuroplatform utiliza 16 organoides del cerebro humano que funcionan como bioprocesadores; es decir, las versiones miniaturizadas de órganos humanos cultivadas en laboratorio se hacen cargo de tareas computacionales tradicionalmente manejadas por chips de silicio.

La parte viva de su configuración informática también viene adosada con la consecuencia de que, en algún momento, el bioprocesador morirá y dejará de funcionar, tal y como detallan en su estudio publicado en la revista Frontiers in Artificial Intelligence los autores.

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