

Por: AGENCIA / SHD
Deberían ser tiempos maravillosos en la Finca El Puente, una plantación de café en las montañas del suroeste de Honduras. En los mercados mundiales, el precio del café ordinario se ha más que duplicado en el último año. Las variedades especiales de café cosechadas en la finca llevan mucho tiempo cobrando una prima considerable, lo que refleja su condición de fuente de brebajes aromáticos que se saborean como un buen vino desde Seattle hasta Seúl. Una tarde reciente, un comprador de Malasia estaba de visita para probar las últimas ofertas.
Cuanto más contemplan el futuro, mayor es su preocupación. Más que nada, les preocupa lo que está impulsando los precios al alza: el cambio climático, que ha disminuido la oferta de café en todo el planeta por el aumento de las temperaturas, las sequías y las lluvias excesivas, más recientemente en Brasil y Vietnam, los dos mayores productores de café del mundo.
Esto es lo que genera ansiedad en las plantaciones de café de todo el planeta. Quien hoy se beneficia de la subida de los precios, mañana puede ser destruido por la próxima calamidad.
La cosecha de la Finca El Puente se vio dañada por una ola de frío en diciembre y enero, seguida de lluvias tardías que disuadieron a sus trabajadores de aventurarse a las plantaciones para recoger frutos maduros. Por ello, ven los precios récord no tanto como una ganancia inesperada, sino como una manifestación de los problemas que se avecinan.
Algunos ven el café más caro como un correctivo a un sistema internacional que durante mucho tiempo ha pagado mal a los productores, y que tiene el potencial de rectificar generaciones de injusticia y destrucción medioambiental.
El 60 por ciento del café mundial lo producen unos 12,5 millones de personas que trabajan en plantaciones de poco más de 20 hectáreas —y la mayoría mucho más pequeñas—, según World Coffee Research, organización sin fines de lucro que promueve prácticas agrícolas sostenibles. Alrededor del 44 por ciento de estos llamados pequeños agricultores viven por debajo del umbral de pobreza establecido por el Banco Mundial.