jueves 27 de marzo de 2025 - Edición Nº162

Mundo | 6 mar 2025

COLUMNA

Tragedia ambiental en el Cofre de Perote, Pico de Orizaba y en el Izta-Popo

En las últimas tres décadas se ha escrito mucho sobre el cambio climático y de cómo impacta con temperaturas altas récord en la atmósfera, tierra y mar


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Por: ALEJANDRO RAMOS MAGAÑA / SHD

En las últimas tres décadas se ha escrito mucho sobre el cambio climático y de cómo impacta con temperaturas altas récord en la atmósfera, tierra y mar, sequías prolongadas, deshielo de glaciares, tormentas más intensas y el creciente nivel del mar, entre otros fenómenos. Sin embargo, hay casos muy particulares por su ubicación regional, pero con impactos globales, que pocas veces se convierten en temas de agenda nacional, un tanto por las omisiones de los políticos, y por la otra, debido a las flaquezas del reclamo social organizado.

Hablamos de los parques nacionales, que en el caso de México no están en las prioridades de una agenda de Estado de seguridad ambiental. Somos un país en que cada año se incrementa la escasez de agua, principalmente, en las ciudades capitales muy pobladas y con robustas economías, pero a esas fábricas de agua se les deja que, la misma acción del hombre, las degrade o las destruya.

Tal es el caso del Parque Nacional Cofre de Perote, en el estado de Veracruz con una superficie de 11,700 hectáreas, y que enfrenta una situación crítica debido a la incesante tala ilegal y al cambio de uso de suelo, pues se ha incrementado la agricultura y la ganadería en lo que antes era suelo boscoso. Se estima que anualmente se pierden 200 hectáreas de bosque por estas actividades, lo que impacta a la flora y fauna nativa. Y los esfuerzos para reforestar este parque se quedan cortos ante la magnitud del ecocidio.

Los ejidatarios de la región del Cofre de Perote se quejan de la falta de vigilancia y de operativos en el bosque, pero también se sabe que hay grupos de ejidatarios vinculados a los taladores.

Otra situación similar enfrenta el Parque Nacional Pico de Orizaba, ubicado en los estados de Veracruz y Puebla con una superficie de 19,750 hectáreas; en los últimos 10 años ha perdido casi 5,700 hectáreas de bosque debido a la tala clandestina, incendios forestales y al cambio de uso de suelo. Además, el Pico de Orizaba, con una altura de 5,636 metros sobre el nivel del mar (es el volcán más alto de México y el tercero más alto en Norteamérica), enfrenta los impactos del cambio climático, ya que en los últimos 50 años ha perdido tres de sus cinco glaciares. La deforestación contribuye al cambio climático y acelera la pérdida de biodiversidad y afecta la recarga del acuífero.

En suma, los cambios de uso de suelo enfocados a la ganadería y la agricultura, así como la tala clandestina, plagas e incendios forestales se han encargado de disminuir y degradar amplias superficies de masa forestal. Y este daño está vinculado al clima y al agua. El impacto es regional y global, la estabilidad ambiental está en riesgo. Es como una tormenta perfecta que se avecina, la tenemos enfrente, pero la gente no ve fácilmente hasta que impacta y golpea a la estructura social.

 

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