domingo 18 de mayo de 2025 - Edición Nº214

Mundo | 28 abr 2025

COLUMNA

CONSCIENTES DE UN VIVIR EN CONCIENCIA: EL FUNDAMENTO DE LOS CONSENSOS

“Axiomáticamente, no hay más que un avance: la cognición al servicio de la entereza; como tampoco hay más que un desarrollo”


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Por: VÍCTOR CORCOBA / SHD

                Nos hemos globalizado y, eso, está muy bien; ahora nos falta sustentarnos en el verdadero amor, conocedores de que el espíritu fraterno, es lo que nos obliga a desvivirnos por vivir la acción colectiva, como fuerza orientadora para lograr la concordia, desde el abecedario del respeto mutuo y el lenguaje de la tolerancia. En consecuencia, ha llegado el momento, tan precioso como preciso, de activar la pausa, para oírnos y vernos junto al mejor libro de moral que llevamos en nuestro fuero interno, lo que conlleva prioritariamente a recogerse y acogerse unos en otros; puesto que, nuestra historia humana, también tiene un destino común. Desde luego, esta nueva era debe volcarse en lo auténtico, comenzando por asegurar a todo ser humano una existencia conforme a su dignidad. 

 

                El relativismo no es la solución y la falsedad nos deja sin percepción. Aprendamos a desenmascarar, el verdadero peligro destructor, ese que radica en cada uno de nosotros, pues disponemos de instrumentos cada vez más poderosos, capaces de llevarnos tanto a la ruina como a las más altas conquistas. Es cuestión, entonces, de tomar reparo. Esto hace que nos descubramos, acusándonos a nosotros mismos, por no haber sido capaces de aprender a reprendernos. Sin duda, necesitamos tiempo para nosotros, para la reflexión ética y la clemente faena, sobre todo a la hora de abordar nuestros propios retos. De lo contrario, germinará la furia irresponsable, al no haber trabajado por mantener viva esa pequeña chispa iluminadora de fuego celeste, que puebla los interiores para poder discernir.

 

                Axiomáticamente, no hay más que un avance: la cognición al servicio de la entereza; como tampoco hay más que un desarrollo: el don de la inspiración al servicio de la entrega. Pero, ¡cuidado!, esto no significa seguir al interés del propio yo, haciendo lo que me conviene. ¡No es esto! Realmente, la sabiduría radica en ese espacio íntimo, donde confluye la verdad con la bondad, el espíritu donante con la suma de labores conjuntas, hasta volvernos ciudadanos dispuestos a trabajar: corazón con corazón y sin coraza. La quietud, en efecto, no se consigue mediante el equilibrio de fuerzas y de beneficios, se alcanza más bien con la confianza que nos inspiran sentimientos humanitarios. Por otra parte, una sociedad es noble y respetable por su apego a los principios fundamentales.

 

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