martes 13 de mayo de 2025 - Edición Nº209

Mundo | 2 may 2025

COLUMNA. ALGO MÁS QUE PALABRAS

Saberse amar a sí mismo es desterrar la ociosidad y trabajar en la salud

“Cada día hay más personas solas, abandonadas por sus propias familias, lo que nos estimula a ser más cooperantes y colaboradores con el espíritu de solidaridad a nivel mundial”


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Por: VÍCTOR CORCOBA / SHD

                Tomar el camino correcto no es nada fácil, tras las caídas hace falta soportarse a sí mismo y no vagar por cañadas que nos hunden en nuestras propias miserias humanas. Para ello, hay que aprender a quererse uno mismo, con amor sano y saludable. Todo requiere su quehacer, comenzando por amar el trabajo y no dejar que nazca el enfermizo virus de la ociosidad. La vida carece de valor si no nos produce satisfacciones. En efecto, una sociedad enferma como la actual, que está bien que apueste por la cobertura sanitaria universal, lo va a lograr en la medida en que cada cual, comience por valorarse y por tomar como principio el ser persona responsable. La irresponsabilidad es manifiesta y el endiosamiento a los vicios, hace que la mente no repose y que el cuerpo se adolezca.

 

                Indudablemente, la resistencia hay que trabajarla a diario, tanto como el alimentarse cada día, para no aminorar el entusiasmo por vivir; sin obviar que, el gozo de la alegría es curativo, un elemento principal en el combinado de la salud. En  cualquier caso, jamás cambiemos la inmunidad por la fortuna, ni la liberación por el dominio. Hoy más que nunca, necesitamos curaciones de innato sentido común, que lo único que requieren es alcance de familia y calor de hogar. Es verdad, que el análisis primario de la salud suele cubrir la mayoría de las necesidades sanitarias, pero sería bueno activar una cultura de la estima y de la atención, que no es sólo una simple ayuda al prójimo, sino un acto de justicia, sustentado en el reconocimiento del carácter sacro de la existencia.

 

                Quererse todos y para querer lo mejor de todos, la salud es lo que nos trasciende y hermana. Es la gran acción colectiva que hemos de llevar a buen término, porque no podemos vivir los unos sin los otros; es más, nos necesitamos para continuar como linaje, dándonos savia, al tronco común. Esto supone la creación de una nueva mentalidad que piense en términos de unión y de comunión humanitaria. Los profesionales sanitarios, en este sentido, tienen un papel crucial que desempeñar informando a los pacientes sobre cómo cuidar de su bienestar; pero esto tampoco es suficiente, la salud no es un privilegio; es una obligación, lo que demanda el acompañamiento social de trabajar juntos para hacer de esta aspiración, una realidad concreta global.

 

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