

Por: AGENCIA / SHD
En la Selva Lacandona, al sureste de México fue localizado y monitoreado y documentado el primer nido de águila albinegra (Spizaetus melanoleucus) en el país. El hallazgo, realizado en marzo de 2020 y confirmado por biólogos en los años siguientes, representa un hecho inédito en los registros ornitológicos de México.
El descubrimiento ocurrió de manera fortuita cuando un turista, durante una caminata por el Área de Conservación Campamento Tamandúa, en el ejido Flor del Marqués, municipio de Marqués de Comillas, observó una estructura de ramas sobre un árbol en una zona elevada de la selva. La bióloga Fiorella Ortíz, quien guiaba la caminata ecoturística, utilizó sus binoculares para confirmar que se trataba de un nido y fotografió al ave que lo habitaba.
La imagen fue enviada a especialistas de la Iniciativa Águila Harpía Mexicana, quienes identificaron al ejemplar como un águila albinegra. “Es el primer nido que se conoce en México”, confirmó Alan Monroy Ojeda, ecólogo tropical y responsable científico de la iniciativa.
Entre 2020 y 2023, las organizaciones Dimensión Natural y Natura Mexicana realizaron estudios de monitoreo del nido y su entorno, confirmando la presencia activa de la especie en la zona. Ambas organizaciones llevan más de una década trabajando en la región con el objetivo de investigar especies prioritarias, conservar los ecosistemas que habitan y fortalecer la participación de las comunidades locales.
El águila albinegra es una de las aves rapaces menos conocidas del continente americano, y a nivel mundial solo se han documentado 17 nidos desde México hasta el norte de Argentina. En el caso de México, su presencia ha sido tan escasa que no existe un estimado confiable de su población. “Quizá unos cientos de individuos a nivel nacional, y eso es una estimación generosa”, explicó Monroy.
La especie, catalogada como “en peligro de extinción” por la NOM-059 de la Semarnat, requiere de selvas bien conservadas para sobrevivir, lo que representa un reto ante la pérdida de hábitats naturales. “Uno de los principales problemas de esta especie es que depende de selvas y bosques bien conservados. Y justo eso es lo que se está terminando”, agregó el investigador.
El nido encontrado se localiza en el ejido Flor de Márquez, donde actualmente se impulsa un modelo de aviturismo responsable. Para visitar el sitio se debe acudir al centro ecoturístico Tamandua, operado por habitantes del lugar. “Ahí toda la gente, todos los días de Flor de Tamandua los pueden atender para ir a ver el nido”, indicó.