

Por: Agencia / YST
Con una ovación multitudinaria en la Plaza de San Pedro, el estadunidense Robert Francis Prevost, fue presentado al mundo como León XIV, el nuevo Papa que estará al frente de la Iglesia Católica. Su elección representa una nueva etapa marcada por un fuerte deseo de renovación.
Conocido por su humildad, su estilo pastoral directo y su cercanía con los marginados, León XIV se proyecta como un Papa dispuesto a escuchar más que a imponer.
En su primer mensaje, enfatizó la importancia de “caminar juntos como Iglesia sin excluir a nadie”, una señal clara de su compromiso con la inclusión.
Su historial como obispo en comunidades rurales italianas, donde prefirió vivir en una casa sencilla y viajar en transporte público, ya perfilaba un estilo papal que rompe con protocolos tradicionales.
La agenda del nuevo Papa no es sencilla. Entre los principales retos se encuentran la crisis de vocaciones sacerdotales, los escándalos por abusos sexuales aún no resueltos en varias diócesis y la necesidad urgente de reconectar con jóvenes y sectores progresistas.
También está el desafío de mantener el equilibrio entre tradición y modernidad.
Se espera que León XIV siga la línea de transparencia económica iniciada por sus predecesores, pero vaya más allá, reformando estructuras que favorecen el secretismo”.
La relación con otras religiones también será clave. El nuevo pontífice ha manifestado en el pasado su voluntad de intensificar el diálogo interreligioso, especialmente con el islam y el judaísmo, y ha propuesto encuentros de oración conjunta como símbolo de unidad.