Por: Agencia / YST

La reciente decisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos de aprobar un proyecto de ley para renombrar el Golfo de México como “Golfo de América” ha provocado una reacción inmediata y unánime de rechazo desde México, donde se considera esta medida una afrenta a la identidad nacional y una muestra de arrogancia política.

La Secretaría de Relaciones Exteriores fue enfática en su postura:

“El Golfo de México no solo es un nombre; es un símbolo de nuestra historia, nuestra soberanía y nuestra herencia cultural. Ninguna resolución legislativa extranjera puede alterar esta realidad geográfica ni política”, declaró la canciller Alicia Bárcena en conferencia de prensa.

Desde el Senado mexicano también se alzaron voces firmes.

“Esta propuesta de Estados Unidos raya en el absurdo. Pretender rebautizar una región que ha pertenecido a México desde tiempos ancestrales es un acto de provocación que no será tolerado. Nos defenderemos en todas las instancias diplomáticas e internacionales necesarias”, afirmó el senador Ricardo Monreal.

En ciudades costeras como Veracruz, Campeche y Progreso, la indignación también se hizo sentir entre los ciudadanos, quienes organizaron manifestaciones simbólicas en los malecones, ondeando banderas mexicanas y desplegando pancartas con mensajes como “El Golfo es nuestro” y “Ni Trump ni nadie nos borra del mapa”.

Rosaura Hernández, pescadora de Ciudad del Carmen, expresó con firmeza:

“Este mar nos da de comer. Mis abuelos y mis padres vivieron de él. ¿Cómo van a venir desde Washington a decir que ahora se llama diferente? Para nosotros siempre será el Golfo de México.”

Desde el ámbito académico, el geógrafo e investigador de la UNAM, Dr. Javier Toledo, recordó que ningún país puede modificar unilateralmente un nombre geográfico reconocido por organismos internacionales como la ONU:

“Este tipo de decisiones no tienen peso legal fuera de Estados Unidos. Sin embargo, sí tienen un impacto simbólico preocupante y podrían sentar un precedente político riesgoso.”

En redes sociales, el hashtag #ElGolfoEsMexicano se volvió tendencia nacional, alimentado por una ola de patriotismo que ha unido a ciudadanos de todos los sectores. Videos, ilustraciones históricas y mensajes de orgullo circulan con fuerza, dejando claro que para México, el nombre del Golfo no está en disputa.

Mientras el proyecto estadounidense aún debe superar el Senado, en México la respuesta es categórica: el Golfo de México no se toca, porque pertenece al corazón de la nación.