

Por: Agencia / YST
En un contexto internacional marcado por crecientes tensiones geopolíticas, el Reino Unido anunció un giro decisivo en su política de defensa. El primer ministro Keir Starmer declaró que el país se encuentra ante “el entorno de seguridad más peligroso desde la Guerra Fría” y que se prepara para hacer frente a amenazas “sin precedentes”.
Durante la presentación de una nueva Revisión Estratégica de Defensa, Starmer detalló un plan que incluye aumentar el gasto militar al 2,5% del PIB para 2027, con el objetivo de llegar al 3% en el futuro. Además, se anunció la construcción de 12 submarinos nucleares de última generación, en el marco del pacto AUKUS con Estados Unidos y Australia.
El plan también contempla la creación de un nuevo Comando Cibernético, seis plantas de fabricación de municiones y la expansión del Ejército regular británico a 76.000 efectivos. Las medidas buscan garantizar que el Reino Unido esté “preparado para el combate” en caso de una escalada internacional, en particular por la creciente amenaza que representa Rusia, según el gobierno.
Aunque el anuncio ha sido recibido con respaldo entre sectores conservadores y expertos en defensa, también ha despertado interrogantes sobre el financiamiento del programa y su impacto en otras áreas del gasto público, como salud y educación.
El nuevo enfoque del Reino Unido marca un claro reposicionamiento estratégico frente a un panorama internacional volátil, donde la disuasión, la modernización militar y la cooperación con aliados cobran protagonismo.