

Por: MARCOS MAYO / SHD
Hoy se culmina uno de los grandes pendientes que el señor gobernador tenía con esta región: el banderazo de inicio a un proyecto transformador que marcará un antes y un después en nuestra historia. No solo hablamos de una carretera: hablamos de un camino que conectará vidas, pueblos, culturas y sueños. El gobernador ha decidido llamarla “La Ruta de las Culturas Mayas”, pero yo me atrevo a renombrarla también como “la Ruta de la Esperanza” y “la Ruta del Progreso”.
Este proyecto tiene un profundo simbolismo para quienes habitamos esta franja de Chiapas, históricamente más vinculada con Tabasco y Campeche. Hoy, con esta obra, se fortalece el lazo con el corazón de nuestro estado. Hoy Chiapas se encuentra consigo mismo.
Durante el evento de arranque, hubo palabras que nos conmovieron. Una compañera indígena chol expresó con firmeza que este proyecto “tiene vida, tiene sustento, tiene trascendencia”. Pero hubo una frase que, sin duda, se quedó en la memoria colectiva: desde lo más profundo de su ser, dijo con orgullo que “el Jaguar es un chingón”. Y sí, el Jaguar —símbolo de fuerza, sabiduría y liderazgo— vuelve a rugir en nuestra tierra.
Este proyecto no nació de la noche a la mañana. Ha sido fruto de consensos, de muchas horas de diálogo y de voluntad política. Por eso es justo reconocer a una figura clave en este proceso: la secretaria general de Gobierno, la maestra Patricia Conde, o simplemente “Paty”, como le decimos con cariño quienes conocemos su trayectoria. Ella ha sido una verdadera Jaguar en este proceso: decidida, sensible y con la visión clara del rumbo que el gobernador ha trazado para Chiapas.
Quienes la conocemos sabemos que Paty no improvisa. Escucha, entiende, articula y resuelve. Su capacidad de dialogar con las comunidades, desde su cosmovisión, desde su lenguaje y desde el respeto, ha sido clave para que este sueño hoy se convierta en realidad. No es sólo una funcionaria eficaz: es una mujer comprometida con su gente, con su tierra, y con el destino de nuestro estado.
El gobernador no sólo ha impulsado un proyecto de infraestructura, ha dejado también una reflexión política profunda. Citó a pensadores como Enrique Dussel, quien ha planteado que el verdadero ejercicio del poder consiste en ponerlo al servicio del pueblo. Y tiene razón: tal vez nos hace falta regresar a esas lecturas, a esos principios. Entender que la política tiene sentido solo cuando transforma vidas, cuando escucha al pueblo y cuando camina a su lado.
Hoy, con esta obra, Chiapas da un paso firme hacia el futuro. Un paso que lleva la huella de nuestros pueblos originarios, la fuerza del Jaguar, y la convicción de un gobierno que apuesta por la justicia, la dignidad y el desarrollo.
Enhorabuena, Chiapas. Que siga rugiendo el Jaguar.