Por: AGENCIA / SHD
En medio de tantas noticias sobre nuevas enfermedades y amenazas a la salud pública, una vieja conocida ha comenzado a hacer ruido otra vez: el sarampión. Aunque muchas personas creen que es una enfermedad del pasado, la realidad es que sigue circulando y representa un riesgo real, especialmente para los más pequeños.
Esta enfermedad viral es altamente contagiosa y se propaga con una facilidad alarmante: basta con que una persona infectada hable, tosa o estornude cerca de otra para transmitir el virus. Lo más preocupante es que muchas veces los síntomas tardan en aparecer, lo que permite que el virus se propague incluso antes de que alguien sepa que está enfermo.
El sarampión comienza como un resfriado común, pero rápidamente se convierte en algo más serio. Entre los principales síntomas se encuentran:
• Fiebre alta
• Tos persistente
• Conjuntivitis (ojos rojos e irritados)
• Molestia a la luz
• Secreción nasal
• Ronchas tipo sarpullido que se extienden por todo el cuerpo
Este conjunto de señales puede confundirse con otros padecimientos, pero hay una característica distintiva: el sarpullido rojizo, que inicia en el rostro y se extiende hacia el resto del cuerpo.