

Por: AGENCIA / SHD
En el conjunto de los seres vivos, el sexo ha evolucionado de forma independiente en múltiples ocasiones. La diferenciación sexual en la mayor parte de los grupos, suele asociarse con las diferencias morfológicas y funcionales de los gametos; en general se dice que aquellos gametos grandes, esféricos y que no se mueven, como los oocitos de las plantas o los óvulos de los animales, son femeninos, mientras que aquellos de pequeño tamaño y con estructuras que permiten el movimiento, como los núcleos del grano de polen o los espermatozoides, son los masculinos.
En el reino animal esta generalidad es bastante constante. El macho produce espermatozoides, que son expulsados y terminan alcanzando los óvulos, que pueden estar en el interior del cuerpo de la hembra o depositados en el exterior. Se produce la fecundación y se cierra el ciclo. Por el contrario, se da la curiosidad de que en algunos grupos de seres vivos, como determinados grupos de hongos, tienen los gametos de sexos distintos sin diferencias morfológicas ni funcionales, y por lo tanto, no se consideran machos y hembras, sino que reciben otras denominaciones.
Aunque, como se ha mencionado, en animales se considera como patrón general el del macho expulse los espermatozoides para fecundar a la hembra o sus huevos, en biología raras veces sucede que una generalidad se convierta en una regla absoluta. Contrariamente al dicho “la excepción que confirma la regla”, tan proverbial como erróneo, la existencia de una excepción —o de varias— es suficiente para negar la existencia de la regla, entendida de forma absoluta. Y en este esquema general, por supuesto, también hay curiosas excepciones.
Efectivamente, en el reino animal, existen especies en las que no es el macho el que libera los espermatozoides para que alcancen los óvulos, gracias a su capacidad de movimiento, sino que es la hembra la que introduce los óvulos en el interior del cuerpo del macho, donde son fecundados. Hembras que preñan a los machos, y no al contrario.
Los peces signátidos son un grupo de más de 230 especies que presentan una gran diversidad. Incluye a los peces pipa, los caballitos de mar. Son peces realmente extraños, con el cuerpo cubierto de placas óseas entrelazadas, una cabeza alargada que termina en un hocico en forma de tubo, sin dientes. La presencia de ese exoesqueleto reduce en gran medida la flexibilidad del animal, y suelen nadar en posición vertical, ayudándose no solo de sus aletas pectorales, sino también de su aleta dorsal.
Los signátidos se reproducen en una unión íntima entre el macho y la hembra. Suelen desarrollar una danza nupcial, al final de la cual, ambos congéneres entrelazan sus colas y se unen en una cópula. Hasta aquí, no hay nada raro o excepcional.