Por: Agencia / YST
En una remota cueva del sureste de Libia, conocida como Takarkori, un equipo de arqueólogos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva ha realizado un hallazgo que podría reescribir parte de la historia genética de la humanidad. Durante una reciente expedición, se descubrieron los restos momificados de dos mujeres que vivieron hace aproximadamente 7,000 años, en pleno Período Húmedo Africano.
Lo más sorprendente no fue el estado de conservación de los cuerpos en el árido clima sahariano, sino los resultados del análisis genético: el ADN extraído reveló un linaje humano completamente desconocido hasta ahora, sin correspondencia con ningún grupo genético previamente identificado.
Los investigadores determinaron que estas mujeres pertenecieron a una población norteafricana aislada, que prosperó en una época en la que el Sahara era un entorno verde, fértil y lleno de vida, muy distinto del desierto que conocemos hoy. Este periodo, que se extendió entre hace 14,500 y 5,000 años, permitió el florecimiento de culturas humanas en zonas que actualmente son inhabitables.
Uno de los datos más llamativos del estudio fue la escasa presencia de ADN neandertal en los restos, lo cual indica que este grupo tuvo muy poco contacto con las poblaciones euroasiáticas que portaban esos genes, reforzando la idea de su aislamiento evolutivo.
Además del valor genético del hallazgo, los arqueólogos encontraron evidencias de prácticas culturales como el pastoreo, que, según explican, habrían sido adoptadas a través del contacto con otros grupos humanos más avanzados tecnológicamente. Este intercambio cultural sugiere que la región fue un punto de encuentro dinámico durante una etapa clave de la evolución humana.
Los hallazgos de Takarkori abren nuevas preguntas sobre la diversidad genética y cultural de las primeras poblaciones humanas en África y el mundo. El estudio completo será publicado en una próxima edición especializada de antropología genética.