domingo 14 de diciembre de 2025 - Edición Nº424

Mundo | 18 jul 2025

México

El fuego que nunca se apaga

El fuego del Monte Wingen lleva más de 6,000 años ardiendo de forma continua


Por: Agencia / YST

En un rincón poco explorado del estado de Nueva Gales del Sur, Australia, hay un lugar que parece desafiar las leyes de la naturaleza: el Monte Wingen, también conocido como Burning Mountain, arde en su interior desde hace siglos… sin apagarse jamás. No se trata de un incendio forestal ni de lava volcánica, sino de algo aún más insólito: un fuego subterráneo que avanza lentamente bajo tierra, consumiendo una veta de carbón enterrada desde hace miles de años.

Este fenómeno natural es tan antiguo como fascinante. Según los estudios más recientes, el fuego del Monte Wingen lleva más de 6,000 años ardiendo de forma continua, lo que lo convierte en el fuego subterráneo activo más antiguo del mundo. Es tan antiguo que ya estaba en combustión cuando las pirámides de Egipto apenas comenzaban a levantarse. El calor, que proviene de lo profundo del subsuelo, emana a través de fisuras en la tierra, dejando un rastro de vegetación marchita, suelo resquebrajado y vapor persistente que le da al paisaje un aire fantasmal.

Pero, ¿cómo comenzó todo? La hipótesis más aceptada sostiene que la combustión espontánea de una veta de carbón expuesta al oxígeno, debido a algún movimiento geológico o erosión natural, pudo haber iniciado este incendio subterráneo. Una vez encendido, el fuego siguió su curso lentamente, descendiendo y extendiéndose bajo tierra a un ritmo de unos 1 metro por año. Lo más sorprendente es que aún hoy se puede rastrear el frente activo del incendio, ya que su calor afecta la superficie visible del terreno.

Sin embargo, no solo la ciencia se ha sentido intrigada por este fuego eterno. Para los aborígenes Wanaruah, custodios ancestrales de la región, el Monte Wingen guarda una historia sagrada. Según su tradición oral, el fuego fue encendido por una mujer espíritu que descendió de los cielos para consolar a su gente. Este fuego, dijeron, era su presencia eterna: un símbolo de protección, sabiduría y continuidad espiritual. De hecho, Wingen significa literalmente “fuego” en su lengua.

A lo largo del tiempo, el lugar ha sido visitado por exploradores británicos —que al principio confundieron el humo con el de un volcán—, por científicos que lo han monitoreado por décadas, y por viajeros curiosos que quedan cautivados por la visión de una montaña aparentemente tranquila, pero que respira fuego desde sus entrañas. Caminar por su sendero es adentrarse en un lugar donde la tierra misma arde silenciosamente, recordándonos que bajo nuestros pies existen procesos antiguos y poderosos que ni el paso del tiempo ni la intervención humana han podido extinguir.

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