Por: AGENCIA / SHD
En 1850, tras una violenta tormenta que azotó la costa del norte de Escocia, un granjero de las Islas Orcadas hizo un hallazgo sorprendente: entre la arena arrastrada por el viento, quedaron al descubierto los restos de un asentamiento humano perfectamente conservado. Lo que parecía una simple estructura erosionada por el clima resultó ser uno de los pueblos prehistóricos mejor conservados de Europa.
Este lugar, hoy conocido como Skara Brae, estaba oculto bajo tierra y arena desde hacía milenios. La sorpresa de arqueólogos e historiadores fue mayúscula cuando se confirmó su antigüedad: el sitio fue habitado entre los años 3100 y 2500 a. C., lo que significa que es más viejo que las pirámides de Giza y que Stonehenge.
Ubicado en la bahía de Skaill, en la isla de Mainland —la mayor de las Islas Orcadas—, Skara Brae ha sido apodado la “Pompeya escocesa” debido a su asombroso estado de conservación. El asentamiento consta de diez casas de piedra, todas conectadas por una intrincada red de túneles cubiertos, lo que protegía a los habitantes del duro clima atlántico. Cada vivienda tenía su propia puerta de piedra, lo que sugiere un sentido temprano de privacidad e intimidad.
Dentro de las casas aún pueden verse muebles hechos de piedra: camas, armarios, estanterías e incluso hogares para cocinar. Todo fue diseñado con precisión, en un espacio reducido pero funcional. Estas construcciones evidencian un notable grado de organización social y tecnológica para una comunidad que vivió hace más de cinco milenios.
Los arqueólogos calculan que unas 100 personas vivieron en Skara Brae, probablemente dedicadas a la pesca, la agricultura y el pastoreo. El asentamiento quedó abandonado hacia el 2500 a. C., posiblemente debido a un cambio climático o a la subida del nivel del mar.
Más que un yacimiento arqueológico, Skara Brae es una ventana al pasado remoto de la humanidad. En sus piedras, túneles y hogares se esconde una historia extraordinaria de supervivencia, ingenio y comunidad. Un testimonio silencioso de que, incluso hace miles de años, el ser humano ya sabía construir hogar.