Por: Agustín Román Álvarez Bolívar
A medida que se avanza hacia el sur, las colinas selváticas comienzan a elevarse y dan lugar a las cadenas montañosas de origen volcánico que rodean y separan los valles elevados de las tierras altas de Chiapas y Guatemala, así como parte de El Salvador. En general, la región es geológicamente inestable, con volcanes que todavía poseen actividad, como lo demuestran los terremotos de 1976 en Guatemala o la erupción en 1982 del Chichonal en el estado mexicano de Chiapas, en realidad mueve de los 12 grandes volcanes de esta región están aún activos.
Algunas de estas montañas alcanzan los 4 000 metros de altura, como el volcán tacaná de 4092 metros y el Tajumulco de 4220, pero a pesar de su altura la nieve no cubre sus cimas porque estas elevaciones se hallan en la zona tropical. Existen también otras alturas cercanas a las anteriores como la del volcán Atitlán y los volcanes de agua y de fuego, todos ellos de casi 4 000 metros; este último, según los anales que resguardan la historia de los indígenas cakchiqueles, se encontraba todavía en erupción en 1542 a la llegada de los españoles.
En el territorio mexicano las principales formaciones orográficas son las Montañas del Norte de Chiapas, al sur de las cuales se ubica la depresión central y la meseta de Chiapas, cuyo límite sur lo establece la sierra madre de Chiapas. Esta misma cadena se prolonga hacia Guatemala y forma el sistema montañoso de los Cuchumatanes y la Alta Verapaz, hasta llegar al caribe convertida en la sierra de Santa Cruz; más al sur se levantan la Sierras de las Minas y las Montañas del Mico.
Existen varios lagos en la región. De ellos sobresalen dos en particular, el lago Atitlán y el Amatitlán. El primero se ubica aproximadamente a 75 kilómetros al oriente de la capital de Guatemala y está rodeada por volcanes, uno de los cuales es el ya mencionado Atitlán de 3 596 metros de altura; el segundo se localiza a unos 25 kilómetros hacia sur de la misma ciudad. Se identifican asimismo numerosos arroyos en estas cadenas montañosas que vierten sus aguas, como ya se ha señalado, en los ríos que dan orígenes a los dos grandes sistemas hidráulicos de las tierras bajas: el río Motagua en honduras y el Grijalva-Usumacinta en México y Guatemala.
Casi todos los valles se ubican a una altura que oscila entre los 700 y los 2 000 msnm y poseen una vegetación semitropical o, en las partes más altas, bosques de pino y encino. Los suelos de esta región se formaron a partir de la actividad volcánica de los periodos terciario y pleistoceno, cuando tuvieron lugar grandes erupciones de piedras pómez y ceniza. Estos sedimentos se sometieron a lo largo de miles de años a la acción de la erosión y ella creó una superficie con grandes valles de suelo fértil y profundas Cañadas.
El clima, con excepción de la depresión central de Chiapas que es seca y sumamente calurosa, tiende a ser templado durante el verano; durante esta estación se registra una larga temporada de lluvias y en el invierno, por lo general seco, puede haber precipitaciones y en ciertos lugares heladas.