Por: Agencia / YST
El boxeador profesional Julio César Chávez Jr., hijo de la leyenda del ring, recuperó su libertad este 24 de agosto tras abandonar el Cefereso No. 11 de Hermosillo, Sonora, donde permanecía recluido. La determinación se dio luego de que un juez federal lo vinculó a proceso por presuntos vínculos con delincuencia organizada y tráfico de armas, pero al mismo tiempo autorizó que lleve su defensa fuera del penal.
Chávez Jr. salió del centro penitenciario acompañado por su madre y una tía, en medio de un ambiente de expectativa tanto en lo deportivo como en lo judicial. Durante la audiencia que se prolongó por más de tres horas, se presentaron más de veinte pruebas en su contra; sin embargo, el pugilista defendió su inocencia con un mensaje contundente:
“Soy de Culiacán, soy boxeador desde hace más de dos décadas y lo que se dice de mí son chismes”, expresó vía videoconferencia.
El abogado del ex campeón, Rubén Fernando Benítez, destacó que su cliente no tiene restricciones para establecerse en cualquier punto del país, siempre que no lo abandone sin autorización judicial. El próximo paso en el proceso será el 24 de noviembre, cuando se cumpla el plazo de tres meses otorgado para la investigación complementaria.
La detención del sinaloense ocurrió en julio pasado en Estados Unidos, donde agentes migratorios lo arrestaron por estancia ilegal. Posteriormente fue trasladado a México para enfrentar acusaciones más graves relacionadas con crimen organizado.
Aunque la defensa insiste en que no existen pruebas sólidas, las autoridades federales mantienen la línea de investigación que podría complicar el futuro del pugilista de 39 años. Incluso, no se descarta que Estados Unidos solicite su extradición.
Mientras tanto, el caso divide opiniones en el mundo del boxeo: algunos seguidores consideran que merece una oportunidad de redención arriba del cuadrilátero, mientras que otros opinan que las acusaciones empañan de forma irreversible su trayectoria.
Lo único cierto es que Julio César Chávez Jr. enfrenta hoy la pelea más dura de su carrera, una que no se resolverá con guantes ni en el ring, sino en los tribunales.