domingo 07 de diciembre de 2025 - Edición Nº417

Mundo | 13 nov 2025

ARTE Y CULTURA

El Cañón de Santa Elena, joya natural de Chihuahua

Entre desierto, río y montañas, el Cañón de Santa Elena cautiva con su imponente belleza y su invaluable riqueza ecológica


Por: AGENCIA / SHD

El Cañón de Santa Elena se erige como una de las maravillas naturales más imponentes del estado de Chihuahua y del norte de México. Este majestuoso sitio forma parte del Área de Protección de Flora y Fauna Cañón de Santa Elena, creada en 1994 con el propósito de conservar los ecosistemas únicos del desierto chihuahuense, uno de los más extensos y biodiversos del continente americano.

Ubicado en la frontera con Estados Unidos, el cañón es atravesado por el Río Bravo del Norte, cuyas aguas han esculpido a lo largo de millones de años enormes paredes de piedra caliza que alcanzan hasta 450 metros de altura. Este contraste entre el agua, el desierto y la roca crea un paisaje de una fuerza visual incomparable, considerado uno de los más espectaculares del norte de México.

El área protegida abarca una gran diversidad biológica. Entre sus habitantes destacan el oso negro, el puma, el venado bura y el águila real, símbolo nacional que encuentra aquí un refugio natural. La vegetación es igualmente rica: matorrales, cactáceas, pastizales y bosques de encino conviven en equilibrio dentro de un entorno que representa la esencia del desierto chihuahuense.

Por su aislamiento, el Cañón de Santa Elena es un destino poco concurrido, lo que contribuye a mantener su pureza natural. Los visitantes que se aventuran hasta sus profundidades pueden disfrutar de actividades como senderismo, observación de aves, fotografía de paisajes y recorridos en kayak o canoa por las tranquilas aguas del Río Bravo, una experiencia que permite admirar de cerca las majestuosas paredes del cañón.

Sin embargo, debido a su lejanía y a las condiciones del terreno, se recomienda realizar las excursiones con guía local o grupos especializados, tanto por seguridad como para contribuir a la conservación del ecosistema. Las autoridades ambientales promueven un turismo responsable que respete la flora, la fauna y la herencia geológica del sitio.

El Cañón de Santa Elena no solo es un santuario natural, sino también un símbolo del equilibrio entre el hombre y la naturaleza. Su inmensidad recuerda la fuerza de los elementos y la fragilidad de los ecosistemas que deben protegerse para las futuras generaciones.

En pocas palabras, el Cañón de Santa Elena es un tesoro del norte mexicano, donde el desierto, el río y las montañas se funden en un paisaje de belleza sublime. Un destino que invita a la contemplación, la aventura y el respeto profundo por la tierra chihuahuense.

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