viernes 05 de diciembre de 2025 - Edición Nº415

Mundo | 24 nov 2025

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El gobernador Eduardo Ramírez, ha enfrentado recientemente manifestaciones estudiantiles y protestas de distintos grupos


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Por: CARLOS RAFAEL COUTIÑO CAMACHO

Tuxtla Gutiérrez, por ser la capital política de Chiapas, se apersonan grupos para exigir algo al gobierno, producto de la cerrazón de otros gobernantes, que lejos de ayudar, terminaron por fregar más a la entidad, ante eso, se puede decir que la gobernabilidad se pone a prueba cuando los ánimos sociales se desbordan.

El gobernador Eduardo Ramírez, ha enfrentado recientemente manifestaciones estudiantiles y protestas de distintos grupos como los homosexuales que, en más de una ocasión, han rebasado los límites de la expresión pacífica. La respuesta del mandatario ha sido la tolerancia, una postura que genera debate, pero que merece un análisis más profundo.

Aunque pudiera pensarse que quemar la puerta del Congreso, pintoretear el palacio de gobierno y destrozar negocios, es un acto de protesta, lo cierto es que molesta y agrede a todos los chiapanecos, insisto, aunque tengan razón en sus planteamientos, no se justifica la violencia de ningún modo.

Pero el gobierno de Chiapas, ha tomado la decisión de no escalar la confrontación, evita que el conflicto se convierta en violencia institucional, por eso, no vemos a la policía dispersando y menos “atacando”, en Chiapas, no se olvida las golpizas y desapariciones cometidos por fuerzas de seguridad contra indígenas, campesinos, personas de la tercera edad, que le pedían a otros gobernadores en el siglo pasado y principios de este, solución, pero ellos reprimían como señal de insensibilidad política.

Ramírez Aguilar, parece entender que una chispa mal atendida puede incendiar todo el escenario estatal, prefiere el diálogo, los acuerdos, las mejores salidas a los conflictos, hablar y entender que hay diferentes formas de opinar, también es razonable.

Con la llegada de Eduardo al gobierno, Chiapas vive un periodo en el que la demanda social está viva, los grupos se multiplican y cada agenda quiere ser escuchada primero. Frente a ello, la administración estatal tiene el reto de construir vías de diálogo más rápidas, más efectivas y, sobre todo, más legítimas.

En otros tiempos, no solo había represión, violencia real; hoy, el carácter político del gobernador, si bien es el diálogo, también es la aplicación de la ley, aquí no hay favor a nadie, la paga quien la tiene que pagar, ayuda a quien se tiene que ayudar, quizás porque es un hombre que viene del pueblo, ese pueblo de Comitán que tiene historia y mucho interés en el trabajo para sacar adelante a todos.

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