Por: REDACCIÓN / SHD

El profesor Agustín Román Álvarez Bolívar, nacido en 1950, creció bajo la influencia de un entorno único que marcaría profundamente su vida. Hijo de Agustín Álvarez Domínguez y Encarnación Bolívar Díaz, pasó su infancia en la zona que hoy forma parte de la Zona Arqueológica de Palenque, un espacio donde la historia se respira y donde, desde muy pequeño, comenzó a despertar su interés por las raíces mayas y por el pasado de su región. Ese ambiente, lleno de relatos de exploradores y estudiosos que visitaban el sitio arqueológico, lo motivó a desarrollar un sentido de pertenencia y curiosidad histórica que lo acompañaría siempre.

Su formación académica fue amplia y diversa. Estudió pedagogía, especializándose en física, química y biología, disciplinas que complementó con estudios en filosofía y lógica, lo que fortaleció su capacidad de análisis y su visión integral del conocimiento. Antes de iniciar su carrera docente, desempeñó diversos oficios que moldearon su carácter y sensibilidad social: fue vendedor de tamales, tostadas y enchiladas; trabajó como cargador de refrescos para Coca-Cola y posteriormente laboró en un organismo electoral. Estas experiencias le permitieron comprender la vida cotidiana de su comunidad desde distintas perspectivas.

Años después, Román Álvarez Bolívar se dedicó de lleno a la enseñanza primaria, profesión que ejerció con vocación y compromiso. Impartió clases en diversos municipios, entre ellos Catazajá, hasta llegar al municipio de Palenque, donde formó parte del personal docente de la Escuela Niños Héroes luego fue profesor y director de la Escuela Secundaria del Estado Palenque. Su trabajo frente a grupo no solo se centró en la enseñanza formal; también transmitió valores, identidad y amor por la historia local a generaciones de estudiantes que lo recuerdan con respeto y cariño.

Su pasión por la historia y la cultura de Palenque lo llevó a consolidarse como uno de los principales promotores de la memoria comunitaria. En 2012 fue nombrado cronista oficial del municipio de Palenque, cargo desde el cual desarrolló una importante labor cultural. Sus escritos abarcan crónicas, cuentos, leyendas y relatos populares que rescatan la esencia del territorio y de su gente. Ha colaborado con múltiples medios, dirigió o trabajó en el periódico local El Cho’l, participó en La Hora Nacional, y sus textos han sido incluidos en antologías como La crónica en Chiapas, publicada por CONECULTA. En años recientes colaboraba con el Diario de Palenque, donde publicaba una columna semanal cada viernes.

Como cronista, su método ha sido profundamente oral y comunitario. Más que registrar datos de manera rígida, Román Álvarez Bolívar privilegia la tradición oral, el diálogo con la gente y la escucha de las historias que circulan en la comunidad. Considera que la crónica vive en la voz del pueblo y que el papel del cronista es preservar esas voces, compartirlas y permitir que sigan transformándose con el tiempo. Su narrativa busca unir el pasado con el presente, fortalecer la identidad local y mantener vivas las costumbres, leyendas y experiencias que dan significado a Palenque.

A lo largo de su trayectoria, ha escrito sobre festividades y prácticas culturales, como el carnaval de Santo Domingo, tradiciones mayas y relatos populares que han circulado ampliamente en revistas y medios regionales. Aunque su obra no se encuentra compilada en un solo volumen, su contribución es invaluable: rescata la memoria colectiva, fortalece los lazos comunitarios y mantiene viva la herencia cultural de Palenque. Su trabajo permanece como referencia obligada para quienes buscan comprender el corazón histórico, cultural y humano de la región.