Por: AGENCIA / SHD
Los celos son una de las emociones más comunes en las relaciones de pareja, sin embargo, cuando no se identifican a tiempo pueden convertirse en una señal de alerta que, en casos graves, abre la puerta a dinámicas de violencia emocional o incluso física.
De acuerdo con el Programa Nacional de Juventud (Projuventud) 2014-2018, elaborado por el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), es fundamental que la población joven —entre los 12 y 29 años de edad— cuente con información clara y oportuna que le permita distinguir conductas de riesgo en el noviazgo. Con ello se busca prevenir la normalización de la violencia y promover un desarrollo emocional más saludable.
El Imjuve señala que, debido a factores como la idealización del amor, la falta de experiencia o la presión social, muchas y muchos jóvenes pueden pasar por alto comportamientos que parecen inofensivos, pero que en realidad son muestras de control y desconfianza. Para ello, identifica tres formas principales en las que los celos suelen manifestarse dentro de una relación.
-Celos manifiestos
Los celos manifiestos aparecen cuando una persona desconfía abiertamente de su pareja. Este tipo de celos se caracteriza por interrogatorios constantes sobre amistades, compañeros de trabajo o estudio, así como por reacciones de enojo al verla interactuar con alguien más. La persona celosa suele exigir reportes diarios sobre las actividades de su pareja y puede llegar a asediarla continuamente, generando un ambiente de tensión y control.
-Celos ocultos
En el caso de los celos ocultos, las conductas no son tan directas. Aquí, la persona no reclama abiertamente, pero mantiene una actitud hostil y crítica hacia las amistades o actividades de su pareja. Este tipo de celos se expresa en reproches frecuentes, comentarios para minimizar los logros profesionales, críticas hacia sus pasatiempos o intentos por desvalorizar su círculo social. El objetivo es evitar que la pareja se sienta segura o superior en cualquier aspecto.
-Celos patológicos
Finalmente, los celos patológicos representan el grado más grave de esta emoción. Se presentan cuando la persona desarrolla una convicción absoluta de infidelidad, aun cuando no existan pruebas. La percepción se vuelve delirante, ya que la persona celosa interpreta la realidad de manera distorsionada y se aferra a una creencia personal falsa, convencida de que su pareja le es infiel sin posibilidad de razonamiento o diálogo.
Especialistas advierten que los celos son autodestructivos, ya que pueden provocar angustia, ansiedad, estrés, tristeza y nerviosismo, afectando tanto la salud psicológica como física de quienes los padecen. En consecuencia, es importante reconocerlos a tiempo, hablar de ellos con la pareja, buscar ayuda profesional e incluso alejarse de una relación tóxica que ponga en riesgo el bienestar personal.
Si identificas alguna de estas conductas en tu relación, recuerda que lo más recomendable es consultar a un especialista que te brinde las herramientas necesarias para enfrentar esta situación.