

Por: AGENCIA / SHD
El ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y el cuidado de la salud son elementos fundamentales para el bienestar de adolescencias y juventudes.
La sexualidad es parte integral del ser humano, y por eso es necesario saber que niñas, niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres tenemos derechos que respaldan el cuidado y libre ejercicio de la sexualidad, de la misma manera que tenemos derecho a la educación o a la alimentación (Mexfam, 2011).
De acuerdo con el Consejo de Montevideo sobre Población y Desarrollo, los derechos sexuales “abarcan el derecho a una sexualidad plena en condiciones seguras, así como el derecho a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad, con respeto de su orientación sexual e identidad de género, sin coerción, discriminación ni violencia, y garantizar el derecho a la información y a los medios necesarios para su salud sexual y reproductiva” (CEPAL, 2013, p. 20).
Por su parte, los derechos reproductivos “… se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decidir libre y responsablemente el número de hijas e hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre éstos, a disponer de la información y de los medios para ello, y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos” (UNFPA, 1994, p. 66).
Los derechos sexuales y reproductivos se sustentan en otros derechos humanos, como el derecho a la salud, a la vida, a la libertad, entre otros; a partir de ellos las personas pueden decidir de manera libre, informada, segura y responsable sobre el ejercicio de su sexualidad y las circunstancias en las que deciden tener hijos e hijas o no tenerlos (IPAS, 2021). En México contamos con la Cartilla de Derechos Sexuales de Adolescentes y Jóvenes que busca favorecer su reconocimiento y ejercicio; consta de catorce derechos y atiende la naturaleza progresiva, universal y protectora de los derechos humanos, por lo cual se consideran los principios de igualdad y no discriminación, interés superior de la niñez y la adolescencia, autonomía progresiva y pro-persona.