

Por: AGENCIA / SHD
En el corazón del Valle de México, entre canales y lagos, floreció uno de los sistemas agrícolas más sostenibles y sofisticados de la historia: las chinampas. Lejos de ser simples campos de cultivo, estas islas artificiales fueron un testimonio del conocimiento ecológico, la espiritualidad y la ingeniería agrícola del pueblo mexica.
Las chinampas eran islotes artificiales construidos sobre cuerpos de agua mediante capas de lodo, vegetación acuática y material orgánico. Se extendían como jardines flotantes en las aguas de Tenochtitlan y Xochimilco, formando un mosaico fértil en medio del lago.
Este sistema permitió cultivar en terrenos donde la agricultura tradicional era inviable. Lejos de ser improvisadas, las chinampas representaban un modelo agrícola avanzado, sostenible y altamente productivo.
La creación de una chinampa implicaba:
Clavar estacas (generalmente de sauce) en el fondo del lago para delimitar el área.
Rellenar con capas alternadas de lodo, tule, vegetación y materia orgánica. Plantar árboles en las esquinas para dar estabilidad.
Rodeadas de canales, las chinampas se mantenían húmedas constantemente, lo que permitía cosechas continuas a lo largo del año. Esta humedad natural reducía la necesidad de riego adicional y protegía contra sequías.
Gracias a las chinampas, los mexicas podían:
Cultivar hasta siete cosechas anuales de maíz, frijol, calabaza, chile, amaranto, flores y hierbas.
Aprovechar un sistema autosuficiente, donde los nutrientes se reciclaban naturalmente.
Alimentar a una metrópolis de más de 200,000 habitantes sin agotar la tierra.
Era un sistema circular, regenerativo y resiliente, en armonía con el ecosistema lacustre.
Para los mexicas, las chinampas no eran solo tierras de cultivo. Eran un regalo de los dioses, especialmente de Xochipilli, dios de las flores, y Tlaloc, dios de la lluvia.
Los productores de chinampas eran considerados guardianes sagrados de la fertilidad, y su trabajo se entrelazaba con los ciclos cósmicos. Cada cosecha era una ceremonia y cada flor, una ofrenda.