

Por: Agencia / YST
Las condiciones de pobreza han obligado a niñas, niños y adolescentes a abandonar las escuelas para incorporarse a una actividad económica. En Chiapas, se estima que 338 mil 349 menores de edad realizan algún tipo de trabajo, siendo la responsabilidad tanto de los padres como de los tres órdenes de gobierno, que no han generado mejores condiciones de vida para la población. El problema es más grave en las zonas rurales y se acentúa en las comunidades indígenas.
La presidenta de la Comisión de Desarrollo Social y de Seguimiento al Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Congreso del Estado, Elvira Catalina Aguiar Álvarez, reconoce que el desafío es rescatar a la infancia y adolescencia de las actividades económicas para reincorporarlos a las escuelas.
Admitió que, lamentablemente, “en Chiapas ha aumentado el trabajo infantil y en muchas comunidades y pueblos originarios se normaliza que niñas y niños participen en las actividades económicas familiares. Los vemos en las calles vendiendo frutas, verduras, limpiando parabrisas, aseando calzado, vendiendo chicles y otras labores.”
Destacó que estos menores no pueden desarrollarse plenamente en el ámbito escolar, y que el trabajo limita sus derechos a jugar, convivir, educarse y recibir una salud digna, entre otros.