jueves 17 de julio de 2025 - Edición Nº274

Mundo | 1 jul 2025

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Este domingo, día de San Pablo y Pedro, el Padre Augusto Escobar González, cumplió 67 años de servicio sacerdotal


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Por: CARLOS RAFAEL COUTIÑO CAMACHO

Este domingo, día de San Pablo y Pedro, el Padre Augusto Escobar González, cumplió 67 años de servicio sacerdotal, quizás en la diócesis sea el único que ha logrado esto, pero no solo imprime las décadas de servicio a la comunidad, sino lo que ello implica, ejemplificaremos algunos casos que son sin duda una forma de vivir.

          Es el único sacerdote que se levantaba a las 4 de la mañana los domingos, para dar Misa a las 5, la gente llegaba claro; a las 8 salía a dar Comunión a las casas, para los enfermos, regresaba y se preparaba para la Misa de las 10 de la mañana, volvía a salir para atender enfermos; al medio día era el bautismo de los niños; a las 5 de la tarde era la tercera Misa.

          A las 7, ya estaba en una comunidad para una cuarta Misa, salía e iba a otra para hacer lo mismo, se dividía y lograba que la mayor cantidad de gente, pudiera escuchar la Palabra de Dios, eso sí, las limosnas en las comunidades cuando mucho alcanzaban 100 pesos, lo que solo el taxi cobraba para llevarlo.

          En la Iglesia central, la gente estaba acostumbrada a dar un peso, 50 centavos, aunque si había gente que se lucía con 5 pesos, después llegó a 10 pesos y los más pudientes, daban 20 pesos y en ocasiones 50, según quien los mirara o su conciencia. En cuanto a las Misas de Primera Comunión, Casamientos, funerales y otras celebraciones, el padre decía “lo que gusten dar”, la gente a veces daba 50, a veces daba 20 pesos, y otras, con el “ Ah muchas gracias”.

          El padre, le llegaban a tocar la puerta en la madrugada, porque alguien estaba moribundo, habría que ir y lo hacía, incluso lloviendo, cuando había que dar de comer a la gente que llegaba a la casa parroquial, también lo hacía, de donde sacaba dinero, quien sabe, pero lo hacía, su cocina era muy rudimentaria, pero nunca faltó café con pan.

          También fue promotor de la atención a los indígenas choles de Chapultenango, quienes lograron escapar de la erupción del Volcán Chichonal, ellos vivieron en la Parroquia, hasta que el gobierno les dio tierras donde ahora viven, la colonia Carmen Tonapak, les dio todo lo que pudo, eso sí, como católicos ellos, acudían a misa de 6 de la mañana, todos los días.

          Otros que fueron atendidos de manera similar, fueron los denominados zapatistas, antes de 1994, asistieron se quedaron, por recomendación del entonces Obispo Samuel Ruíz García, iban con sus banderas y más que grupo rebelde, porque no se les conocía así, se les vio como un grupo vulnerable y se dio todo el apoyo en alimentación y aseo personal.

          En cuanto a los sismos de 1975, también hizo colecta para ayudar a los más necesitados, estuvo ahí dando apoyo, cambió la iglesia para evitar cayera, en una caseta se colocó el santísimo y así se daba continuidad a las Misas, nunca se cerró el templo, se abrió para las necesidades del pueblo.

          Podríamos hacer un libro incluso con toda la historia que ha tenido este Sacerdote, pero sintetizando, exponemos también la recuperación y fortalecimiento de las tradiciones, como los Parachicos, quienes no ingresaban al templo y ahora hasta Misa se hace, esa inclusión, logró que hubiera más y más personas devotas.

          Gracias al padre Augusto, seguimos teniendo pueblo lleno de costumbres, y es curioso, que mientras en otras partes del mundo, se da un pleito cazado entre Iglesia con los masones y protestantes, en Chiapa de Corzo, él, los tenía de su lado para poder trabajar, no concretamente en las Misas, sino en acciones a favor de la población.

 

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